sábado, 13 de septiembre de 2014

Alopatía, un término sin significado

Todos hemos oídos este término, referido habitualmente a la medicina occidental o moderna; aunque fue acuñado por la escuela de la homeopatía (no lo puedo decir con certeza, pero creo que fue su propio fundador, Samuel Hahnemann), en oposición a esa falacia de que lo mismo que nos enferma es lo que nos cura (etimológicamente, viene a ser lo contrario, lo distinto a lo que nos enferma…), el despropósito es tan grande que gran parte de las medicinas alternativas emplean el término de manera despectiva para referirse a la medicina científica.

Efectivamente, la cosa es tan ridícula que muchos practicantes de medicinas alternativas (insisto, no solo la homeopatía) defienden sus postulados atacando, no siempre de forma visceral, aunque sí en bastantes casos, a lo que ellos denominan "alopatía" o "medicina alopática". A solo que pensemos un poquito, la cosa es bien sectaria: para defender unos principios más que cuestionables nos inventamos un bonito término para etiquetar al enemigo y tratar de defenestrarle de modo simplista. Insistiremos una y otra vez, no hay que poner ningún apelativo a la medicina, ni moderna, ni occidental, ni oriental, ni leches, simplemente hay que demostrar que funciona más allá del placebo y entonces recibe un amplio y bonito nombre: medicina (no me disgusta el apelativo "científica", pero tampoco debería ser necesario por obvio). La medicina no puede ser reducida a nada, se trata de una práctica que emplea todas las medidas de las cuales se ha demostrado validez, tan sencillo como eso. Si alguien escucha la palabra "alopatía" lo mejor es pedir explicaciones, interrogar al sujeto de a qué se refiere exactamente y, lo más probable, nos encontremos que ni él mismo estará seguro de la cuestión (a no ser que sea alguna suerte de iluminado dueño de una astuta y hábil retórica); desgraciadamente, es una tendencia del ser humano de lo más papanatas la de creer haber encontrado una bonita teoría (y/o práctica) que resuelve los problemas humanos de manera más bien simplista (aunque, cuando lleguen las críticas, se apele a veces a complejos principios difíciles de comprender por el común de los mortales).

Por lo tanto, el término "alopatía" es sencillamente falso, además de irrisorio, ya que fue acuñado de forma malintencionada por una escuela alternativa muy concreta, luego acogido por tantas otras, para iniciar una cruzada contra la medicina convencional (ya he puesto otro apelativo, pero si no, no nos entendemos). Si queremos crear una analogía, cuando se emplea el apelativo de marras es semejante a cuando una escuela religiosa (por lo tanto, dogmática) denomina herejes a los que no abrazan sus postulados. Homeópatas, quiroprácticos y toda suerte de naturópatas describen de forma errónea a los médicos y quieren mostrar un conflicto donde solo existe una hipótesis cuestionable (por no decir seudociencia) enfrentada a la ciencia. Otro argumento falaz que suelen emplear, muy relacionado con el bobalicón término de "alopatía", es que ellos se encargan con sus cuestionables prácticas de buscar las verdaderas raíces de la enfermedad (tantas veces apelando a energías o fuerzas vitales más bien metafísicas), mientras que le medicina oficial solo se ocupa de los síntomas; insistimos, una bonita retórica, que a veces cala en personas despistadas, que sencillamente es falaz. Si descubrimos las verdaderas causas de la enfermedad, es gracias a la medicina moderna (virus, bacterias, protozoos, radicación…), mientras que solo podemos decir de las terapias alternativas que alivian los procesos sintomáticos (eso, en algunos casos).

Si alguien quiere profundizar, más allá de la "diatriba" que supone esta entrada: "El abuso malintencionado de la palabra alopatía".

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